lunes, 20 de octubre de 2008

H.I.J.O.S. segunda parte

Para la agrupación H.I.J.O.S. su concepción de Estado se basa en un Estado presente, de “intervención”; compuesto por todos ya que para la agrupación “el Estado somos todos”. “Un estado benefactor que mediante el apoyo a los que están en peores condiciones y la creación de precondiciones para una verdadera igualdad de oportunidades garantizará que los derechos civiles y políticos pueden funcionar de manera Universal”[i]

Sin embargo H.I.J.O.S. desde fuera del Estado han logrado construir referencia y legitimidad en todos los ámbitos donde militan, sin apuntar a ingresar al Estado en tanto organización. La autonomía que se gana al construir por fuera, no permite aprovechar las grietas que se van abriendo en el Estado. Pese a esto las oportunidades si son aprovechadas a titulo individual por algunos de los militantes. El sistema tienen grietas, e H.I.J.O.S. se tiene que ir colando para poder cambiarlo desde adentro, sobre todo del ámbito estatal. Su no participación política partidaria los mantiene al margen y les da cierta legitimidad que permite que actúen en otros planos.

Como expuse en el trabajo anterior con el Estado actualmente existe una fuerte articulación; ya que apoya las acciones a favor del cumplimiento de sus demandas. Asimismo también existe un fuerte reclamo por todo aquello que el Estado no hace, y que si hubiera voluntad política podría hacerse de manera más fluida. Por ejemplo la apertura de archivos para investigar las apropiaciones de bebés en la dictadura, o su actual reclamo que los juicios sean caratulados bajo el delito del Genocidio; ya que si bien los represores como Luciano Benjamín Menéndez o Antonio Domingo Bussi fueron condenados, esto se realizó bajo las acusaciones sobre casos puntuales o individuales.

Actualmente la agrupación considera que si bien hay avances en algunas cuestiones legislativas, la impunidad todavía sigue vigente, los represores no están cumpliendo sus penas en cárceles comunes. Por otro lado, las demandas relacionadas con la justicia social para todos no creen que estén cumplidas ni en camino de serlo.

En cuanto al Gobierno, más allá del posicionamiento actual y de la derogación de las leyes, sucede que una vez abierta la posibilidad del enjuiciamiento a los represores, la realidad de los procesos que llevan a juicio es considerada demasiado lenta, con muchas trabas burocráticas. Por todo esto las acciones realizadas por el gobierno no resultan suficientes para cumplir la demanda de juicio y castigo a los culpables y cómplices del genocidio. Tampoco es suficiente es suficiente para la demanda de restitución de la identidad de los aproximadamente cuatrocientos hermanos apropiados de manera ilegal, crimen que se sigue cometiendo al no saber de ellos.

El neoliberalismo y la dictadura, con todas las prácticas que se dieron apuntaron a que el joven de hoy crea que la política es mala palabra, que juntarse y accionar en función de determinados principios está mal. El ser político es mala palabra, esta mal visto. Esa construcción en los jóvenes es el resultado del neoliberalismo que creó el ser individualista. El joven de hoy como espejo de la sociedad es poco comprometido con algunas causas, mira cual es su propio entorno. La solidaridad, comprometerse o involucrarse permanecen ausentes. Esta visión está íntimamente relacionada con las demandas de reconstrucción de lazos sociales que tiene la agrupación como uno de sus puntos básicos; por eso es que H.I.J.O.S. articula sus demandas y acciones con diversos actores de la sociedad civil, busca una construcción real con la sociedad, con la gente de otras organizaciones. Es como un sello que tiene la organización o su forma crecimiento al dar siempre lugar a la discusión. Hay actualmente una carencia o falta de solidaridad en la lucha, hay que fortalecer el intercambio y realizar acciones conjuntas para poder irrumpir en ese “espacio de socialización, conflicto o de ejercicio de derechos que es la sociedad civil”[ii]

A modo de cierre me parece oportuno lo que Pitkin señala ya que “en términos wittgensteinianos se podría decir que “individuo”, “sociedad”, “cultura”, “estado” son ante todo conceptos son palabras de nuestro lenguaje. Eso no significa que la sociedad no sea real, sino un mero concepto, igual que no significa que el individuo no sea real, sino también un simple concepto. Los individuos son reales, y también lo es la sociedad, pero no son entidades distintas dentro de una misma clase, y ambas dependen de nuestra conceptualizaciòn”[iii]. En Argentina los vaivenes políticos y legales fortalecieron en alguna manera a las organizaciones y estas a su vez hicieron que yo cambie mi conceptualizacion.


[i] Jean L. Cohen y Andrew Arato: en sociedad civil y teoría política.
[ii] Jean L. Cohen y Andrew Arato: en sociedad civil y teoría política.
[iii] Hanna Fenichel Pitkin en Wittgenstein: el lenguaje, la política y la justicia.

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